Todo empezó en México. Al poco tiempo de llegar a este país lo supe. Tuve una intuición de que este sería el lugar donde sanaría. Aquí haría el viaje más importante de mi vida. Un viaje de crecimiento personal a mi interior.
Ya era hora
Entré en los 41 con una mochila emocional bastante cargada de temas sin resolver. Algo bastante común en la sociedad en la que vivimos, pero que a mí cada vez me asfixiaba un poquito más.
México me conectó con la pachamama, con las mujeres, con las ancestras. Y sentí que el centro de todo estaba en Oaxaca.
Y sentí que el arte iba a ser una parte fundamental en ese proceso de curación. El feminismo, las mujeres y la astrología han hecho el resto.
Hace poco he descubierto y le he podido poner nombre a “eso” que me lleva pasando toda la vida y que me ha hecho vivir 3 depresiones. Ni la psiquiatría ni la psicología fueron capaces de dar con lo que tenía.
Pero ahora lo sé.
Crisis de identidad.
Pero no una crisis en plan la crisis de los 40. Una crisis tan fuerte que me ha perseguido más de 20 años.
Ahora estoy en un punto de inflexión. Un punto de partida en el que toca crecer. Espiritualmente.
Pero ese punto ha llegado después de bastante sufrimiento. Después de un profundo trabajo de autoconocimiento y posterior deconstrucción.
Aún estoy deconstruyendo, pero me siento en paz, sabiendo lo que estoy destruyendo y sabiendo lo que quiero construir.
Y es una nueva vida. Interior. Donde no queda lugar para todo aquello que no me pertenece, que no soy yo.
Yo nunca fui Inma. Y mucho menos Inmaculada.
Esa persona fue construida por mi entorno más cercano. Digamos que mi propio yo no les entusiasmaba y usaron diferentes tácticas de condicionamiento para amoldarlo a alguien que encajara mejor en sus ideales y estereotipos.
Y así nació Inma. Un producto de supervivencia personal para encajar y sentirme aceptada.
Por las demás, claro. No por mí.
Mi yo interior peleaba y peleaba por salir y como yo no le dejaba, se me metía en el cerebro y me retorcía el alma desde allí.
Y llegó un momento que no era capaz de saber qué cosas eran de Inma y qué cosas eran mías.
Por eso ahora estoy convencida de que sólo puedo renacer enterrando a Inma.
Ahora es momento de que nazca una nueva persona. Con un nuevo nombre.
Nuevo viaje de crecimiento personal
Este punto de inflexión en mi vida es el momento exacto en el que he decidido cambiarme el nombre.
Uno con el que por fin me sienta identificada. Uno que me represente. Uno que me dé la oportunidad de ser la persona que siempre fui. En mi interior.
Y ese nombre es Kàra.
Cuando comencé a buscar mi nombre quería que tuviese conexión con los pueblos originarios de la península ibérica.
De pronto apareció Kara. Un nombre de mujer escrito en la tabla de bronce número 3 encontrada en la antigua ciudad de Contrebia Belaisca (actualmente Zaragoza), que data del siglo I a.c. y que es de origen celtíbero.
Y me encantó.
Sólo usando como vocal la femenina A.
Así que seguí buscando y cuál fue mi sorpresa cuando descubrí que Kàra había sido una valquiria en la antigua mitología noruega. Una guerrera que luchaba y acompañaba a los guerreros caídos al Valhalla.
Kàra significa salvaje, libre.
Por otro lado, en las cuevas sagradas de Ajanta, en India, también aparece este nombre en inscripciones del siglo II a.c. que significan servicio, acto de misericordia.
En italiano (aunque con c) significa querida.
Y en japonés, Kara es un punto de partida. Es una partícula que significa inicio. Pero también es un kanji que habla de la vacuidad de la persona altruista.
No podía haber encontrado un nombre con el que me sintiera más identificada que con Kàra.
Y ya lo uso desde hace tiempo. Ya hay gente que llama así. Y me encanta.
Me recuerda que estoy creando una nueva vida. Sin etiquetas. Sin normas preestablecidas.
Aunque llevo tiempo viviendo una vida de libertad, dentro de mí aún seguía presa de muchos sentimientos y emociones impuestas.
Pero ya no. Ahora empiezo a conectarme con el universo.
Ahora estoy al comienzo de un nuevo camino que me encanta porque en él soy mejor persona.
Cuando pase por España me lo cambiaré oficialmente y después lo haré en Facebook (que actualmente me tiene bloqueado el cambio de nombre).
Hoy aquí os presento a mi nueva yo. Una nueva versión de mí misma, mejorada, que sigue en construcción.
Hoy os presento a Kàra.
6 comentarios sobre “Un viaje de crecimiento personal por mi interior”
Bienvenida (de nuevo) kara (y digo de nuevo, porque naciste Kara,solo que a tu alrededor no lo sabían y no te dejaron ser). Felicidades por haber llegado hasta ahí, porque pocas lo hacen. Vivimos anestesiadas! Atraviesa ese bosque oscuro emocional porque luego serás libre! No «rebelde», ni «valiente», ni «con carácter», LIBRE!
Te abrazo!
CARLA
Muchas gracias por tus palabras! Ahí estoy atravesando el bosque, sintiéndome cada vez más libre. un abrazo enorme
Me ha encantado la forma en la cual has hecho este post, este relato. Bienvenida, bienvenida. Me he encontrado este blog por casualidad y me ha gustado mucho.
Los sigo, un abrazo.
Gracias Freddy, un placer tenerte por aqui y que te haya gustado el post. Un saludo
¡Hola! Me ha encantado leer tu artículo sobre el viaje de crecimiento personal. Es muy inspirador ver cómo alguien puede transformarse y encontrar su verdadera identidad a través de experiencias y reflexiones profundas. Me gustó especialmente cómo describiste el proceso de elección de tu nuevo nombre, Kàra, y todo lo que significa para ti. ¡Gracias por compartir tu historia y por ser tan abierta y honesta sobre tus desafíos y descubrimientos!
Hola Samuel.
Gracias por tu comentario.
Un saludo.