Cuando comencé a formarme en Cooperación Internacional y Desarrollo tenía como objetivo definido dedicarme a la infancia y la educación para el desarrollo. Así que mis primeros cursos fueron encaminados hacia ese campo que me fascina.
Primer acercamiento al feminismo
Conforme me adentraba en el mundo de la cooperación veía cómo se hacía más y más hincapié en la transversalización feminista (tener en cuenta las desigualdades existentes entre hombres y mujeres a la hora de planificar, desarrollar, llevar a cabo y evaluar cualquier proyecto) y la igualdad de las mujeres mediante el empoderamiento de las mismas.
Y me encantó el tema.
Empecé a centrar mis estudios en torno a la igualdad y el desarrollo de la mujer en el mundo y cuanto más profundizaba más claro tenía que quería dedicarme a esto (Incluso me ronda en la cabeza la idea de doctorarme en ello).
He sufrido la desigualdad en mis propias carnes. No es fácil moverse en la alta dirección empresarial siendo mujer. Entrar en los consejos directivos y las reuniones de empresarios e inversores (en masculino sí, porque apenas me encontraba mujeres) siendo mujer no está bien visto y si encima no utilizas los códigos de conducta/vestimenta que el patriarcado ha impuesto, aún es peor (no digamos cuando apareces con piercing y tatuajes…).
Analizando mis capacidades e intentando sacar en claro qué podía ofrecer, decidí usar mi experiencia profesional, mis vivencias y mis nuevos conocimientos sobre igualdad para empoderar mujeres en desarrollo estratégico empresarial.
El lado solidario de Road2Help
Cuando llegamos a Bhaktapur (Nepal), resulta que la persona que dirigía la guest house y la tienda de manualidades era una mujer: Manika Kayasta. Le comenté la idea que tenía en la cabeza y le encantó. Así que le di forma a un pequeño temario para una conferencia y ella lo presentó a diferentes organizaciones a las que pertenecía y a varias organizaciones de ayuda e impulso al comercio.
Me pidió que no limitase la asistencia solo a mujeres ya que no iba a “estar bien visto” en la comunidad y finalmente se permitió la entrada a todas las personas, pero lo presentamos como una conferencia de empoderamiento para la mujer donde Manika sería mi traductora del inglés al nepalí.
Dimos dos conferencias que fueron muy distintas y muy enriquecedoras en ambas direcciones.
La primera fue para la Asociación de Pequeños comerciantes e Industria de Bhaktapur y la dimos en una escuela de peluquería y estética. Para mi fue muy emocionante porque vinieron más de 20 chicas y un chico. Muy jóvenes, estudiantes de la escuela mayoritariamente con la cabeza llena de ilusiones, ideas y proyectos. Se pasaron las 4 horas con los ojos como platos anotando hasta la última palabra y yo disfruté alimentando sus sueños y dándoles alguna que otra herramienta como base para construirlos de forma eficiente y realista.
Apenas hicieron preguntas y con una sonrisa en los labios me regalaron un token de amor como agradecimiento.
En realidad soy yo la que tengo que agradecerles haberme ayudado a definir lo que quiero hacer y llenarme de tanta ilusión.
Ojalá de verdad sean capaces de cumplir sus sueños. Algo tremendamente difícil en una sociedad donde la mujer tiene absolutamente definido su rol de madre, cuidadora y esposa de una familia, que no elige en la mayoría de los casos ya que la “tradición” les impide mezclar castas y los matrimonios los arreglan entre los padres de la futura pareja.
La segunda conferencia fue “más seria” para la Cooperativa de Ahorro y Crédito para el desarrollo del turismo de Bhaktapur. Aquí las personas que asistieron eran empresarias y empresarios del pueblo y las mujeres lo hicieron vestidas con el sari al más puro estilo tradicional.
Al principio tengo que reconocer que no me hacía tanta ilusión como con las chicas de la peluquería y además venían muchos hombres, pero eso lo convirtió en un reto y preparé la conferencia desde un enfoque aún más feminista y formador hacia la igualdad.
La importancia del lenguaje inclusivo
Totalmente distinta a la primera, aquí si hubo muchas preguntas y me solicitaron que resolviéramos distintos casos prácticos.
Me contaron algunos de sus principales problemas y desarrollamos nuevas ideas estratégicas para mejorar sus ventajas competitivas.
La verdad es que nos lo pasamos genial, hombres y mujeres, y no dejaron de agradecerme la intervención hasta que me fui.
Me impresionó en las presentaciones, cómo las mujeres se definían ante todo como esposas, madres, amas de casas y por último directora de un hotel, modista…
Hice mucho hincapié con la igualdad, resalté el hecho de que los hombres sólo se habían definido con su profesión (una sola palabra) y las mujeres tenían 4 o 5 palabras /profesiones para describirse, por lo que les quedaba mucho trabajo por hacer.
Se lo tomaron muy bien y como buenos alumnos me prometieron que se “pondrían las pilas”…
Pasarán generaciones hasta ir consiguiendo pequeños cambios como en las sociedades occidentales pero yo me fui la mar de orgullosa.
Tuvieron un detalle conmigo, me hicieron hasta un diploma y nos invitaron a comer a David y a mí. Les agradezco muchísimo todos los esfuerzos que dedicaron a que me sintiera cómoda porque verdaderamente me hicieron sentir como en casa.
Fue una experiencia maravillosa que desde luego pienso repetir con toda mi pasión y seguiré formándome para que estas pequeñas intervenciones sean lo más eficientes y sostenibles.
Ahora mismo estoy en Lombok (Indonesia) comenzando una nueva intervención con las mujeres de la comunidad de Lenser y no puedo estar más feliz.
Me gustaría que este artículo os sirva para daros cuenta que absolutamente todas las personas tenemos algo que ofrecer y tenemos distintas capacidades que aportar a los demás.
Habrá mucha gente que intentará quitaros la ilusión y echar por tierra vuestros sueños pero, con tesón, pasión y esfuerzo todo se puede conseguir. Formaos bien, trabajad duro y antes o después seguro que lo conseguiréis.