Y aquí llega el último capítulo de la serie De la oficina a la furgo.
Con ella hemos querido contaros un poco de nuestra vida anterior, qué cosas nos llevaron a abandonar esa vida y cómo fue el proceso para empezar una completamente diferente.
No pretendemos alardear de estilo de vida, ni mucho menos. Cada persona tiene que buscar el tipo de vida que le haga feliz y en estos momentos, esta es la vida que queremos llevar. Una vida nómada, vivir viajando, sin un hogar específico pero con muchos hogares a la vez. Y si algún día quisiéramos cambiarla, no tendríamos ningún miedo porque sabemos que es posible.
Si esta serie ha servido para que alguien cambie su actitud y vaya en busca de sus sueños, nos llenará de felicidad, y si no, siempre habrá servido para que nos conozcáis un poco más.
Si te perdiste los capítulos anteriores, puedes acceder directamente desde los siguientes enlaces:
De la oficina a la furgo
Capítulo 5
IMPASSE
No me gusta que mis planes cambien sin ser yo la que los cambia. Supongo que a nadie le gusta. Así que llegué a España con un mosqueo considerable y no precisamente porque estuviera enferma y nadie supiera decirme cuál era el problema.
No sabíamos cuánto tiempo íbamos a estar allí, nuestra casa estaba alquilada y decidimos quedarnos en casa de la madre de David e ir viendo cómo se desarrollaba la situación. Así que allí estábamos, David tan campante adaptado a cualquier cosa que la vida le depara y yo llorando por las esquinas, peleando contra algo que era más grande que yo.
Mi suegra, que es un amor, nos tenía preparadas nuestras comidas favoritas y recuerdo que fue al día siguiente de llegar cuando delante de una albóndiga comencé a sentirme muy pero que muy mal. Me parecía un tanto extremo que la somatización de mi inadaptación me hiciera incluso vomitar, aunque a estas alturas ya me espero cualquier cosa de mi cuerpo, pero cuando empecé a tener fiebre por encima de 38 grados fui al hospital a ver qué pasaba.
Y allí me quedé, ingresada, en una habitación con aislamiento inverso, con mascarilla y unos dolores que no se los deseo a nadie.No tenía fuerzas ni para maldecir. Era un ovillo retorcido en la cama que vomitaba cada varias horas y emitía pequeños gemidos de vez en cuando.
Y entonces conocí al Dr. Malmierca (aka mi querido doc) una maravilla de persona especialista en enfermedades tropicales que me dijo que se haría cargo de mi caso.
Me sacaban sangre varias veces al día, llevaba una vía con 3 entradas en el brazo y cada día me hacían una prueba diferente. Mientras tanto, los hormigueos seguían acompañándome en varias zonas de mi cuerpo 24 horas 7 días a la semana.
Pasé una semana ingresada por culpa de lo que “parece ser” dengue. Digo parece ser porque alguien perdió mis análisis y, después de descartar otro tipo de enfermedades, mi querido doc se decantó por esa enfermedad.
Pero había que seguir buscando explicación a los hormigueos. A partir de ahí pasaron 10 meses de continuas idas y venidas al hospital e innumerables pruebas. La peor, sin duda, la punción lumbar que, después de 6 pinchazos, me dejó 10 días tumbada en la cama por unos líquidos que se movían libremente por mi cerebro y hacían que me estallase cada vez que me incorporaba. Lo pase mal, muy mal.
Como siempre, David estaba ahí para hacerme ver que habíamos cambiado de vida y que eso implicaba enfrentarnos a las cosas de otro modo porque ya sabíamos lo que era ser libres y vivir una vida en libertad. Nuestra aventura no había terminado sólo estaba en stand by.
Mi predisposición cambió poco a poco y como dice el dicho “si la vida te da limones, haz limonada”. Intentamos aprovechar el tiempo que íbamos a pasar en Madrid para seguir formándonos, vivir de lleno toda la explosión social y cultural que se está viviendo allí desde hace unos años, viajar por Europa y por supuesto hacer dinero.
Estuvimos haciendo una consultoría integral a una empresa y les ayudamos a implementar la ISO 9001 obteniendo un dinerillo que nos iba a venir genial para continuar la aventura porque ya nos rondaba la cabeza un nuevo capítulo para Road2Help: recorrer América Latina en furgo.
En Murcia tenemos una roulotte que compraron mi madre y mi padre en el año 79 y siempre nos ha gustado la vida camper, incluso en tienda de campaña, por la libertad y la profundidad que te da a la hora de conocer lugares y, después de quedarnos con la espinita de recorrer Australia en furgo lo teníamos claro, la siguiente aventura iba a ser en una casa rodante. Además vimos que había mucha gente haciendo la ruta norte-sur y viceversa por lo que íbamos a tener información de sobra.
En Abril, mi querido doc me dijo que, después de hacerme todas las pruebas habidas y por haber, no había encontrado el origen de los hormigueos ni de la trombosis. Me dio dos posibles causas: una enfermedad tropical bastante improbable, o una enfermedad “rara” que algún día daría la cara. Y me dio carta libre para continuar con mi vida “normal”.
Una semana más tarde teníamos billetes de avión para Nueva York y la cabeza llena de ideas e ilusiones.
AHORA SÍ QUE SÍ
De Nueva York volamos a San Diego hasta que, tras una ardua búsqueda durante dos meses, por fin encontramos a La Florinda. Una Ford Econoline E150 de 1995. Pasó otro mes y medio más hasta que por fin terminamos con los arreglos, mejoras y demás.
Le pusimos muchas ganas y mucha ilusión en hacernos una furgo a nuestra medida, con nuestras exigencias y necesidades, porque sabíamos que tendríamos que pasar tiempo dentro (incluso días seguidos sin salir) y queríamos que fuese un espacio donde sentirnos con la mayor comodidad.
Tanto a David como a mí nos encanta aprender, disfrutamos con los retos y nos gusta embarcarnos en nuevas aventuras así que disfrutamos muchísimo con la renovación, aunque nos pasamos del tiempo y del presupuesto mucho más de lo que deberíamos.
Y con nuestra Florinda arreglada y decorada a nuestro gusto, pusimos rumbo a México con los nervios de haber pasado el tiempo de la visa por un lado y no saber si íbamos a estar a gusto en La Florinda por otro.
Ya llevamos 3 meses viviendo en ella y tenemos que decir que nos encanta. Esa libertad de poder llegar a donde quieras. Si te gusta, quedarte, y si no, marcharte. La Florinda es nuestro hogar y nos sentimos como en casa. Tenemos todo lo que una persona puede necesitar, incluso más. Tenemos nuestra cocina, fregadero, frigorífico, váter, espacio para dormir, para trabajar, para estar… y, aunque consume un montón de gasolina, es una bestia que puede meterse en cualquier sitio, y se porta fenomenal.
Nos gusta viajar lento. Al final no se trata de viajar, sino de vivir de otra forma y le damos mucha importancia a ser felices y libres en nuestro día a día, así que no nos preocupa ver pocos países o dedicar años a esta aventura.
Decía un amigo que conocimos en Indonesia que cómo podíamos estar 3 meses viviendo en un pequeño pueblo sin “hacer nada”; bueno pues, disfrutando de la vida, sin prisas, que con estrés ya hemos pasado muchos años.
Dedicamos nuestra vida a conocer gente y lugares, aprender, tomar el sol, leer, escribir, pintar, tocar el ukelele, trabajar de vez en cuando e inventar nuevos sueños… en definitiva, hacemos cosas que nos gustan y nos hacen felices mientras VIAJAMOS.
FIN
10 comentarios sobre “De la oficina a la furgo. Capítulo 5”
Hola
Vi algunas fotos de su Instagram en Chacala, yo vivo allá parte del año, ahora en Guadalajara. Me encantaría conocerlos, invitarlos a comer, platicar. Yo viajé en una furgo con mis padres por un año, y ahora en moto con mi esposo. Ojalá podamos coincidir! Saludos! Me gustó leer su blog.
Marina
Hola Marina.
Disculpa el retraso en contestar pero los últimos días hemos tenido problemillas con internet.
Pues estuvimos por Guadalajara los pasados lunes y martes, pero ya no estamos por allí. Nos encantó el centro.
Una pena que no hayamos podido coincidir. Quizá en otro momento se crucen nuestros caminos.
Un saludo.
HOla chicos!! Excelente crónica, me sentí super identificado. Tengo la misma profesión, pasé por trabajos malísimos con mucho estress y dolores que nadie puede saber por qué son. Ya viajamos unos meses, volvimos y estamos en un inpasse hasta el próximo viaje, que si todo sale bien, será el año que viene. Sigan rodando y siendo felices!!
Muchas gracias Nicobonder!!
Nos alegra que te haya gustado y esperamos que, aunque sea un poquito, te hayamos ayudado con nuestra historia.
Lo único que podemos decirte es que persigas tus sueños. Pero ten cuidado, que se pueden cumplir 😉
Saludos.
El relato de la oficina a la caravana ME HA ENCANTADOOO!!…Ya os seguiré leyendo otro día.
Alimentais mis sueños, y aunque con un bebe de 15 meses parece imposible soñar más hayá de la guarde…está claro que lo primero es disfrutar de la vida allá donde decidamos o nos envíe el destino.
Y por supuesto, no dejar de SOÑAR, …no solo desde la cama, sino planeando dichos sueños, porque ahí ya comenzamos a disfrutar del viaje.?
Hola Rosa,
La verdad es que hay muchas parejas que viven viajando con peques, o incluso que los tienen durante el viaje. Desde aquí siempre apoyamos que las personas salgan en busca de sus sueños, sean los que sean. Porque tenemos claro que nuestra vida no es la perfecta para todo el mundo, cada persona tiene que buscar su felicidad y su vida perfecta.
Nos alegramos que te haya gustado la historia y que haya servido para alimentar un poquito tus sueños 🙂
Un saludo.
Ps…de la oficina a la furgo, la caravana esta en mi subconsciente..jiji
😉
Holaaaaa me encantó su historia quede con ganas de más .. cuando decía FIN me sentí triste… Me han ayudado muchísimo con sus capitulos
Hola Macarena.
Nos alegra que te haya gustado e inspirado nuestra historia.
Un saludo.